viernes, 22 de noviembre de 2013

Ayahuasca, visiones mandálicas, vivencias numinosas y el proceso transformativo

Ayahuasca, visiones mandálicas, vivencias numinosas y el proceso transformativo
Ayahuasca, visiones mandálicas, vivencias numinosas y el proceso transformativo












AYAHUASCA, VISIONES MANDÁLICAS, VIVENCIAS NUMINOSAS Y EL PROCESO TRANSFORMATIVO.
                                                                                                              

Si las puertas de la percepción fueran limpiadas todo
aparecería a los hombres como es: infinito.
                  
                                                                                 
   Dentro del uso de la medicina Ayahuasca como herramienta terapéutica existen diversos elementos que merecen ser estudiados detenidamente, entre ellos están las experiencias de tipo visionario y en general el acceso al mundo de imágenes provenientes de lo inconsciente, de lo profundo del alma.  Es cierto que existen otros elementos dentro de un trabajo terapéutico o ceremonial con medicina Ayahuasca, como por ejemplo los cantos sagrados o icaros cuya función tiene una importancia fundamental en el resultado de la terapia. También es muy importante el aspecto purificador del uso del brebaje durante una sesión, es decir la limpieza psíquica y fisiológica que brinda este proceso, por lo cual los curanderos mestizos de la amazonía, llaman al brebaje "purga". El proceso de limpieza durante una sesión tiene diferentes aspectos y se manifiesta de diversos modos; es por un lado un proceso de desintoxicación a nivel fisiológico y psicológico, y por otro lado puede ser considerado como un proceso de desbloqueo bioenergético.  

   Para comprender las imágenes que surgen durante una experiencia visionaria con Ayahuasca haremos uso del lenguaje heredado por la psicología de Carl gustav Jung y de algunas ideas metafísicas que ayudarán a configurar y esclarecer este tipo de experiencias.

   El uso de la medicina Ayahuasca durante una sesión, a veces permite al individuo tener una vivencia anímica íntima, una vivencia numinosa, la cual creemos debe ser valorada con mucho cuidado y atención, ya que ella puede ser el inicio de una posibilidad de desarrollo psicológico. Para una mejor comprensión de las vivencias numinosas hacemos uso de conceptos religiosos o metafísicos, ya que ellos tienen una estrecha relación con este tipo de suceso desde hace siglos y son de gran ayuda para poder formular y clarificar este tipo de experiencia, sin embargo es necesario indicar firmemente que al emplear estos conceptos y finalmente intentar explicar la vivencia, no se está realizando una explicación metafísica. Sabemos que el mundo de imágenes al cual se tiene acceso durante una experiencia con medicina Ayahuasca es muy diverso y variado y que las imágenes que surgen en cada caso tienen una relación propia con cada persona que las experimenta. Hay imágenes que parecen revivir acontecimientos del pasado, recuerdos de la infancia e incluso sucesos cercanos al nacimiento, visiones relacionadas al mundo molecular u orgánico y a procesos internos del propio cuerpo, aparecen una gran variedad de imágenes zoomórficas y antropomórficas, se pueden visitar otros mundos y otras dimensiones.  En un proceso terapéutico con Ayahuasca hay muchas experiencias en donde no surgen imágenes numinosas, incluso a veces de ningún tipo, y no por ello las experiencias  son menos transformativas.  Sin embargo aquí nos referimos a la aparición de imágenes mandálicas y a las experiencias numinosa y a la relación que éstas tienen con el proceso de transformación de la personalidad. Nos enfocaremos en las vivencias numinosas y los símbolos mandálicos.

   Durante una experiencia visionaria con plantas maestras es muy importante tratar de entender el sentido que tienen las imágenes que se presentan durante la experiencia. Este esfuerzo llegará a tener utilidad práctica sólo si consideramos que lo inconsciente puede proporcionarnos conocimientos valiosos, que en muchos casos nos pueden dar una nueva valoración de nuestra propia vida, brindándonos nuevas perspectivas para las mismas situaciones que parecían no tener una solución. Mensajes desde nuestro interior que tienen la capacidad de ampliar nuestros horizontes.

   Un punto muy importante para el entendimiento de la experiencia visionaria, es saber que las imágenes que surgen del inconsciente deben ser consideradas como un suceso real, esto quiere decir que durante la experiencia visionaria uno debe verse a sí mismo como parte de las imágenes que se presentan ante los ojos. Si uno se dedica a sólo ver las imágenes como si no fuera parte de ellas, como si fuesen un suceso ajeno a uno mismo, entonces nunca llegará a acontecer ninguna experiencia transformativa, incluso si la experiencia se repite una y otra vez. Por otro lado hay que mencionar que existe un enorme peligro si se intenta entrar a las imágenes de la experiencia visionaria como si uno mismo fuese un personaje ficticio, ya que de ese modo uno puede ser inundado por contenidos del inconsciente, existe la posibilidad de sufrir un tipo de posesión proveniente de fuerzas oscuras de lo inconsciente. Esto último significa que uno debe contemplar y entrar en el drama con la propia realidad que cada uno tiene y vive; ya que de este modo uno crea un punto crítico frente a las visiones que emergen durante la experiencia. El considerar como realidad el drama visionario que surge del alma, crea una confrontación decisiva con el inconsciente y así se da inicio a un proceso consciente de integración de la personalidad y crecimiento psicológico. El hecho de entender la experiencia visionaria como un proceso psíquico real irá trayendo poco a poco luz a nuestras vidas. Al respecto de la experiencia transformativa, los alquimistas decían que: " Quien no se transforma a sí mismo en uno tampoco puede producir lo uno." El hecho de experimentar una vivencia numinosa no significa que de todos modos se vivirá  un proceso transformativo, para ello es necesario el esfuerzo de intentar comprender los mensajes provenientes del interior del ser y de ir integrándolos poco a poco a nuestra vida consciente. Este será el primer paso en el desarrollo de nuestro ser. El verdadero crecimiento se logrará con un trabajo constante sobre nuestro ser, un trabajo permanente día tras día, en realidad segundo a segundo.

   El proceso transformativo está referido directamente a un crecimiento interior del ser humano, es decir a lo que ha sido denominado por diferentes tradiciones espirituales, desde hace miles de años, como desarrollo o renacimiento espiritual, la búsqueda del reino de los cielos o la iluminación.

   Cuando para algunas personas el proceso transformativo o de crecimiento espiritual se convierte en una posibilidad, entonces se inicia una especie  de cambio de la propia vida, como si la persona empezara a convertirse en alguien distinto o nuevo. Este cambio profundo de la personalidad puede significar un crecimiento, una evolución, una elevación y un enriquecimiento de su ser; sin embargo, es importante que aquel que empieza a experimentarlo, sepa mantener los valores y principios conductores de su vida, ya que de no ser así, la persona tiende a inclinarse hacia el  lado contrario, lo cual es muy penoso, ya que el sujeto empieza a convertirse en un insensato e inadaptado, empieza a perder las aptitudes para la vida, sufriendo una constante perturbación de su ser. El camino que conduce hacia el desarrollo espiritual implica muchos peligros y riesgos, no es algo sencillo, requiere de mucho esfuerzo y determinación, es una de las cuestiones más difíciles y costosas de la vida, pero tal vez una de las más importantes a realizar.

   Con referencia a los peligros de este proceso, recordaremos al alquimista del siglo XVII John Pordage quien indica en una carta enviada a su soror mystica lo siguiente: "Aquí hay, como veis, un gran peligro, y la tintura de la vida puede muy fácilmente perderse y malograrse el fruto en el seno materno, ya que es rodeada por todos lados y combatida por tantos demonios  y tan numerosas esencias incitadoras. Mas si lográis resistir y sobreponeros a esta prueba de fuego y duro examen, tal victoria os significará ver aparecer el comienzo de vuestra resurrección del infierno, el pecado, la muerte y la tumba de la mortalidad, y ante todo en la cualidad de Venus: pues entonces la tintura de la vida surgirá con fuerza de la prisión del oscuro Saturno, a través del infierno del venenoso Mercurio , y a través de la maldición de la muerte dolorosa de la misma ira divina que arde y llamea en Marte, y se impondrá el suave amor-fuego en la cualidad de Venus, y la tintura de amor-fuego obtendrá preeminencia y el dominio supremo. Y luego gobernará allí el ánimo suave y el amor-fuego de la divina Venus como rey y señor en y sobre todas las cualidades."

   El proceso transformativo o desarrollo espiritual requiere el saber vivir la vida de una manera ética, y con esto no nos referimos a la moral convencional sino a una disciplina esencial de entrenamiento de la mente y el primer paso de este entrenamiento es el poder despertar la capacidad de convertir los viejos hábitos de comportamiento, en nuevos patrones constructivos. Esta ética consiste en tener la capacidad de poder reconocer lo mejor que hay en nosotros y el poder ver lo mejor en los demás. En este proceso de transformación es muy importante el darse cuenta que los sentimientos y pensamientos negativos pueden ser transformados y también considerar que es posible cultivar emociones positivas como el amor, el respeto y la compasión. Se requiere un esfuerzo constante en tener la habilidad de no identificarse con los pensamientos y sentimientos negativos, poder observarlos como si no fuesen nosotros mismos y tener la fuerza necesaria para transformarlos en el momento en que estos se presentan. Es necesario el desarrollo del equilibrio mental, el dedicarse a la elaboración de una actitud ecuánime en la vida diaria, es decir el saber mantener el equilibrio emocional aún en situaciones adversas.

   Otro elemento crucial en el proceso de transformación de la personalidad o crecimiento espiritual es un entrenamiento constante en la atención y la concentración, ya que a través de la atención constante es posible despertar nuestro verdadero potencial. Si nuestra intención es un desarrollo psicológico y evolución de nuestra personalidad, entonces es necesario considerar la búsqueda de un significado y sentido a nuestras vidas, reconociendo nuestras limitaciones en un universo inconmensurable que está más allá de nuestra comprensión.  

   Volviendo nuevamente al tema de las visiones, cuando en una experiencia de tipo visionario emergen imágenes o símbolos de tipo unificador como los mandalas, se hace necesaria una interpretación de las imágenes a través de la cual se pueda ir integrando dichos contenidos a la consciencia. El principal motivo de las imágenes de tipo mandálico está referido al centro de la personalidad, es decir a un lugar central en el interior del alma. El término mandala proviene del lamaismo y se refiere al círculo ritual o mágico el cual es usado tradicionalmente como instrumento para la contemplación.  El simbolismo mandala es una representación del mundo interior y surge  por lo regular cuando hay una perturbación del equilibrio anímico.  

   En nuestras conversaciones con las personas que participan en las ceremonias con plantas maestras, muchas de ellas nos han referido que durante sus experiencias con Ayahuasca han tenido visiones de tipo mandálico. De este modo hemos observado que estas figuras por lo regular se presentan en estados de desorientación psíquica, por ejemplo cuando una persona está atravesando un grave problema personal, o cuando existe una profunda inseguridad en su sistema de creencias. La aparición de los mandalas durante las visiones provienen desde el interior del ser, y son un intento de una reordenación de la personalidad, de una búsqueda de un nuevo centro.   Al parecer el objetivo de su aparición es convertir la confusión en orden sin que la persona que los experimenta sea consciente de dicho proceso. Su significado simbólico expresa orden, equilibrio y totalidad. En este sentido la aparición de los mandalas en las visiones son una especie de autocuración de la misma naturaleza, pero es necesario indicar que su efecto curativo depende de que su aparición sea de manera espontánea. Una persona que intente usar los mandalas como instrumento de curación dibujándolos artificialmente o imitándolos intencionadamente, no conseguirá nunca ningún resultado terapéutico.
     
   La mayoría de mandalas tienen forma de disco solar, cruces, flores y con una constante tendencia hacia el número cuatro. Los mandalas no son sólo una expresión de las imágenes interiores, sino que tienen un efecto sobre las personas que los experimentan, a ese respecto el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung  se refiere al mandala de la siguiente manera: "La imagen tiene el objeto manifiesto de trazar un sulcus primigenius, un surco mágico alrededor del centro, el templum o el temenos (recinto sacro) de la personalidad más íntima para impedir la "efluxión" o rechazar apotropéyicamente la distracción por lo externo. Las prácticas mágicas no son otra cosa que proyecciones del acontecer anímico, que hallan aquí su reaplicación sobre el alma, obrando como una especie de encantamiento de la propia personalidad; es decir, un retrotraer, sostenido y facilitado por medio del proceder gráfico, de la atención o, mejor dicho, de la participación, a un recinto sacro interno que es origen y meta del alma, el que contiene esa unidad de vida y conciencia primero tenida, perdida luego y que ha de encontrarse nuevamente." Y en otra de sus obras nos dice: "El mandala simboliza mediante su punto central la unidad última de todos los arquetipos y la pluralidad del mundo fenoménico, por lo que constituye el equivalente empírico del concepto metafísico unus mundus. " Según él esta idea  quiere expresar que: "El simbolismo del mandala es el equivalente psicológico de la idea metafísica del unus mundus, la sincronicidad". Sobre el concepto al cual denominó sincronicidad, nos dice: "El principio de sincronicidad remite a una conexión o a una unidad de acontecimientos no conectados causalmente y representa, por lo tanto, un aspecto de unidad del ser al que se puede designar unus mundus".

  Como bien expresa Jung el unus mundus es una idea metafísica. Hay que considerar que este tipo de ideas o enunciados trascendentales surgen debido a experiencias de tipo numinoso las cuales le suceden a uno de manera involuntaria, de este modo estas experiencias hacen que el hombre se sienta capaz de expresar declaraciones de tipo metafísico o tener ciertas convicciones religiosas. Las vivencias numinosas no son creadas por la voluntad del que las experimenta, surgen del inconsciente, son experiencias que le suceden al hombre. Por otro lado es muy fácil ceder a la tentación de atribuir el origen de estas imágenes a factores metafísicos superiores. Las imágenes que surgen durante la experiencia no son una invención de la consciencia, sino que el que las experimenta siente que ha sido capturado por  una voluntad trascendente a su consciencia, es por ello que por lo regular se atribuye a dichas imágenes un origen  superior divino, esta designación puede resultar válida a manera de configurar y esclarecer la vivencia, sin embargo es importante anotar que no puede ser considerada como una prueba de la existencia de un Dios trascendente. La solución dada por Jung para poder dar una designación a este tipo de experiencias fue la de responsabilizar estos  acontecimientos a una magnitud psíquica  o psicoide inconsciente de carácter humano. El inconsciente psicoide es un concepto que se refiere a un nivel fundamental del inconsciente que comparte propiedades del mundo orgánico, y puede ser considerado como un puente entre dos mundos, ya que es a la vez fisiológico y psicológico, material e inmaterial. El arquetipo psicoide es una conexión entre lo psíquico y lo orgánico; es lo psíquico en el proceso de hacerse material. El inconsciente psicoide es un mundo de imágenes, las cuales presentan una autonomía relativa, entre estas imágenes se encuentran las imágenes divinas. Jung pensó que era mucho más prudente y sensato considerar la existencia de un inconsciente psicoide antes de atribuirse juicios metafísicos inconmensurables para el entendimiento humano.

   Por último es importante recalcar que a veces estás imágenes y vivencias numinosas que emergen del alma, tienen el poder de poseer a la persona, originándose como consecuencia una inflación del ego, y el individuo que experimenta dichas vivencias comienza a atribuirse poderes que no le pertenecen, dando como resultado sectas de diversos tipos, pseudo gurúes y pseudo chamanes de toda índole, que representan un peligro para personas ingenuas que desean apoyo terapéutico o espiritual o para personas que se encuentran en una sincera búsqueda de autoconocimiento y desarrollo psicológico.