martes, 12 de noviembre de 2013

La ayuda que presta la Abuelita ayahuasca


Una experiencia con una planta sicointegradora o enteógena, no sólo es una experiencia en cualquier tipo de relajación o meditación simple y común. Cuando uno está simplemente relajado de pronto no sabe de qué manera está ubicado su cuerpo o su mano. No siente el pie izquierdo, no siente el pie derecho, no siente la cabeza y ¿qué pasa? Nos asustamos. Intentamos mover nuestra cabeza para sentir que este es nuestra cabeza, intentamos mover la mano para sentir que esta es nuestra mano, pero lo que sucede es que nuestro cuerpo vital se desplaza y al desplazarse ya no sentimos nuestro cuerpo físico y eso quiere decir que nos hemos relajado bien. Cuando uno tiene una gran experiencia en la relajación, cuando se llega a esa etapa, uno puede dejar el cuerpo físico, ya no soy un cuerpo físico, ahora siento el cuerpo vital, pero también debe dejar el cuerpo vital para llegar al cuerpo astral, y dejar el cuerpo astral y ser el cuerpo mental, y dejar de ser cuerpo mental y ser el cuerpo de la voluntad, y también dejar de ser el cuerpo de la voluntad, y cuando dejo de ser el cuerpo de la voluntad seré el cuerpo del alma y cuando deje de ser el cuerpo del alma seré el cuerpo del Espíritu y me instalaré en el Espíritu.
Es una meditación muy antigua, pero claro tenemos que empezar por relajar el cuerpo, tenemos que sentir el cuerpo, entonces hay que tener una perfecta relajación y luego tenemos que percibir la energía de nuestro cuerpo vital y aun la energía de nuestro cuerpo vital puede estar tensa, porque todavía habrá pensamiento y emociones y hay que dejar esa tensión y conocer ese cuerpo vital para penetrar en el otro cuerpo, y así paso a paso, poder llegar al Centro del Espíritu. Esto es posible con las plantas sagradas.
Con la Abuelita se llega precisamente al Centro del Espíritu, aunque no seamos conscientes de ese proceso de relajación y de dejar esos otros cuerpos. Pero ese regalo se nos da simplemente para que nosotros después vayamos haciendo conscientemente ese camino y vayamos construyendo el Camino del Espíritu de una manera consciente, con nuestra experiencia, con la energía de nuestras manos, con nuestro propósito, con nuestra voluntad para que podamos llegar a tener un acceso fácil a nuestro Espíritu Interior.
Pero vuelvo a repetir que ese miedo a no sentir el cuerpo, nos hace mover el cuerpo y nos hace perder lo que es la experiencia de la relajación. Eso es lo que haría un principiante, pero sin embargo el cuerpo está allí y está entrando en otra etapa más sutil de relajación y cuando trabajamos en los estados alterados de conciencia, lo que se hace es entrar a estados sutiles. Necesitamos entrar a estados sutiles, deberemos percibirlos desde el corazón, desde el Espíritu. Por eso es muy importante la oración.
La postura y la relajación de nuestro cuerpo es importante, porque hay que soltarse, fluir, orar, observar, contemplar, confiar, tener esperanza por aquello que no vemos pero que existe y normalmente eso que existe es placentero, es Dios, es el Espíritu, es la Luz, pero para que tengamos esa certeza hay que pedir ir al Espíritu.