martes, 12 de noviembre de 2013

El Amaru o serpiente de Los Andes




Suele ser representada como una serpiente de dimensiones descomunales, e incluso alada y en muchas oportunidades bicéfala. En contraste a la mitología judaica o sumeria, que en ambos casos roba la fuente de la vida eterna, la serpiente no es el enemigo del hombre necesariamente. Puede ayudarlo, o puede estar allí para ser portadora de malas nuevas.
En el panteón indígena peruano encontramos a la serpiente como un ser sagrado, que colabora con los dioses y habla con los humanos. El combate del inca Mayta Capac es una de las descripciones más coloridas de la conjunción de las tradiciones europeas y andinas que se hayan escrito sobre la serpiente:
“Sucedióle una vez que encontró en una montaña una serpiente tan fuera y terrible que le causó temor, porque era tan grande como el mayor animal de la tierra, tenía unas alas a la manera de murciélago, los brazos cortos y muy gruesos con grandes uñas, la cual viendo al Inca se levantó en el aire inficionados de juego y sangre los ojos, vibrando la lengua, de vuelo quiso arrebatarlo con las uñas, mas él viéndose en este peligro, cobrando ánimo no quiso aguardar el primer ímpetu porque se guareció en la espesura del monte, donde la fuera con tremendo estrépito y ruido le iba rodeando, dando tan espantosos silbos que atemorizaba toda la montaña”
La historia del encuentro del Inca con la Amaru termina con la victoria del primero sobre la serpiente. Desde entonces, la derrota de la Amaru significa una concesión de poderes de parte de esta a los seres humanos.
Los directos herederos de la sabiduría ancestral incaica traen a su disposición a fuerza telúrica de la Amaru, regalo de los dioses para hacer la vida en la tierra más llevadera. Con el poder del Amaru todo se puede. Los amuletos de Amaru le aseguran que la prosperidad la llevará con usted siempre.
La Amaru, poderosa hacedora, fue la encargada de hacer realidad la aventura del dios Pariacaca. Conmovido por las lágrimas de la bella Cuquisuso -quien a pesar de sembrar maíz no producía nada por la aridez del terreno-  y a cambio de un encuentro carnal con la bella, el Dios prometió ayuda, la transformación de esos espacios baldíos en tierras fértiles para el cultivo. Chuquisuso accedió a cambio de que la tierra que sembrara sea bañada permanentemente por un río. El pequeño acueducto del pueblo de Chuquisuso no se daba abasto para toda el agua que el Dios planeaba destinar, por lo que tuvo que llamar a los pumas, zorros, serpientes, pájaros y animales de todo tipo para que el agua pueda fluir sin problemas. El zorro estropeó todo el trabajo en sus holgazanerías habituales, por lo que Pariacaca tuvo que llamar al Amaru para que siga trazando la acequia. Las labores concluyeron y el río fluyó con normalidad, como lo hace hasta nuestros días.


Con el poder del Amaru usted tendrá garantizada la tranquilidad y seguridad que necesita, dígale adiós a las preocupaciones financieras, a los robos. El hechizo de Amaru te protegerá con el poder de la incansable serpiente alada.

consultas@donlinobrujopactado.com