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Palero cubano |
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Chamán de Alaska |
Últimamente
se puede leer mucho sobre el Palo Monte en términos de religión, lo
cual es curioso, porque si analizamos un poco las características
propias de este culto afrocubano nos tropezaremos con muchos más
elementos familiares al chamanismo que a la religión, a diferencia de lo
que sucede con la Santería, que proviene de una cultura eminentemente
animista y politeísta, la yoruba, y se sincretiza perfectamente con
tantos conceptos e imagenes católicos. En la Santería la relación entre
el hombre y los dioses es feudal: los dioses, como reyes, dictan las
reglas y los trabajos y los humanos, como siervos, cumplen con sumisión y
adoración. El Palo es muy diferente: su relación se parece más a una
alianza comercial; es un pacto libre de mutua ayuda entre el hombre y
los espíritus, donde el brujo pide lo que le da la gana y los mpungus
cumplen, sin reparos ni prejuicios, a cambio de la evolución espiritual
que este les brinda.
Según
la antropología, el término chamanismo se refiere a un grupo de
creencias y prácticas tradicionales enfocado hacia la comunicación con
el mundo de los espíritus. El chamanismo se basa en la premisa de que el
mundo visible está dominado por fuerzas o espíritus invisibles que
afectan nuestras vidas. A diferencia de las religiones organizadas, como
el animismo, que están lideradas por sacerdotes y que gran parte de la
sociedad practica, el chamanismo requiere conocimientos individualizados
y capacidades especiales. Los chamanes actúan al margen de religiones
asentadas y tradicionalmente lo hacen solos, aunque pueden juntarse en
asociaciones. ¿Todo esto no les recuerda un poco a una descripción
general del Palo Monte? Pues aún hay más.
Existen muchas variantes de chamanismo en el mundo pero todas coinciden en los siguientes puntos:
_ Los espíritus existen y juegan un importante papel tanto en las vidas individuales como en la sociedad
(los mpungus del Palo Monte
).
_ El chamán puede comunicarse con el mundo de los espíritus
(el tata o yaya nganga o nkisidel Palo Monte
).
_ Los espíritus pueden ser buenos o malos para el ser humano
(los
mpungus sirven para curar, proteger y ayudar tanto como para desbaratar
y también pueden ser neutrales. Algunos, como Kadiampembe o Lugamé,
constituyen el lado oscuro, el polo negativo de Nsambi; y los muertos
pueden ser oscuros o de luz
).
_ El chamán puede curar enfermedades provocadas por espíritus malignos
(los diversos rompimientos del Palo Monte
).
_ El chamán puede emplear técnicas para inducir al trance y el éxtasis visionario
(ngangángombo, el trance o posesión de los ntu ngombe, caballos de los espíritus
).
_ El espíritu del chamán puede dejar el cuerpo para entrar en el mundo sobrenatural en busca de respuestas
(los
sueños y trances del palero, vititi mensu, las visiones. Algunos brujos
incluso pueden convertirse en animales para viajar por éste y otros
mundos
).
_ El chamán evoca imagenes de animales como guías de espíritus, presagios o mensajeros
(los
paleros poseen numerosos tratados con animales, como el majá, mayimbe,
nsusu susundamba, que anuncian presagios o ejercen de guardianes,
aliados y mensajeros
).
_ El
chamán utiliza múltiples códigos para expresarse verbalmente,
musicalmente, artísticamente y por medio del baile. Los significados
pueden manifestarse en objetos, como amuletos, recipientes mágicos,
tambores, sonajeros, pinturas, esculturas, trajes, collares, armas,
cetros y demás parafernalia; y en conceptos y símbolos, como poemas,
canciones, historias, bailes, signos y gráficos
(makutos, mpakas, ngangas, tambores, maracas, patibembas o firmas, tallas, trajes rituales, collares, machetes, bastones, mambos, kutuwangos, danzas, etc
).
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Chamán de Siberia |
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Brujo cubano |
Todas
estas coincidencias entre el chamanismo y el Palo Monte nos indican que
este culto, al menos originalmente, era puramente chamánico. Y digo
originalmente, porque uno de los requisitos intrínsecos del chamanismo
es la convivencia directa con la naturaleza, ya sea en la tundra, la
selva o el monte de los paleros y, actualmente, la mayoría de los
paleros cubanos, al igual que los santeros, viven en poblados y
ciudades.
Son muchas las concesiones, sacrificios y cambios que
el Palo Monte ha tenido que aguantar al trasladarse del monte al
poblado. Los tatas y yayas bantúes que llegaron a Cuba como esclavos y
sus primeros descendientes, vivieron, como buenos chamanes, rodeados por
la naturaleza; en cafetales, vegas, haciendas, plantaciones e ingenios
azucareros, en palenques y campamentos mambises, en el llano y en la
loma; tomando del monte las yerbas, palos, piedras, animales y demás
sustancias necesarias para sus prácticas, en estado puro y de forma
natural, pidiendo licencia, pagando derechos y teniendo en cuenta la
fecha, la luna y la posición del sol, como debe ser. Los paleros
modernos, en cambio, viven en las ciudades y pocas veces visitan el
monte, por lo que a menudo tienen que adquirir las plantas, animales y
demás elementos mágico-naturales, en mercados y tiendas especializadas
que se abastecen de viveros y criaderos sin relación alguna con el monte
y su influencia espiritual.
Entre el siglo XVI y muy cerca de
1880, año de la abolición de la esclavitud en Cuba, estuvieron entrando
en la Isla esclavos africanos de origen bantú que, en su gran mayoría,
eran destinados al trabajo agrícola
(café, tabaco y azúcar, principalmente
).
Durante este período debemos, en gran medida, la conservación de las
tradiciones bantúes a la existencia de los cabildos congos. Los cabildos
eran asociaciones étnicas, inspiradas en las cofradías
(gremios y fraternidades
)sevillanas,
organizadas por los propios esclavos de un mismo grupo étnico, con la
aprobación de las autoridades españolas y creadas con el objetivo
político de divertir a los esclavos y aliviar las tensiones entre estos y
sus amos. En los cabildos los esclavos podían consultar a sus dioses y
espíritus, practicar sus ritos y costumbres, sus lenguajes y tradiciones
y crear un fondo común para celebraciones y para ayudar a sus miembros
en caso de muerte o enfermedad, entre otras cosas. Los cabildos llegaron
a ser muy populares e influyentes en la sociedad y algunos hasta
temidos por su brujería. Tras la abolición, los cabildos desaparecieron
como tal y pasaron a convertirse en asociaciones religiosas y culturales
como las de cualquier persona libre.
Después de la abolición de la esclavitud en Cuba, los paleros que vivían en el campo eran independientes y autosuficientes
(incluso
durante la esclavitud existieron negros libres: cimarrones y esclavos
que compraban su libertad o sus amos se la otorgaban. También se daba el
caso de esclavos que al ser poderosos brujos, respetados y/o temidos
por sus amos, se les permitía ir y venir a su aire
),
como cualquier otro chamán. El monte les daba frutos, caza, pesca,
agua, fuego, madera y toda la magia que pudieran desear. Generalmente
andaban solos y no dependian de nadie. Se curaban a si mismos y
resolvian sus problemas con el filo del machete y/o la ayuda de su
nganga. Las consultas al público no eran la base de su sustento y podían
darse el lujo de aceptar o no a quién quisieran, imponiendo sus reglas y
cobrando por sus servicios lo que les parecía justo en cada caso, o
simplemente la voluntad. Cuando los cambios socio políticos y económicos
de finales del siglo XIX y principios del XX les empujaron a buscar
mejor suerte en los pueblos y ciudades
(en
otros casos el desarrollo industrial provocó que las zonas rurales
donde vivían se convirtieran con el tiempo en nuevos pueblos o barriadas
de las ciudades. Es el caso de algunas "conguerias", zonas donde se
concentraron muchos bantúes libres después del período de cinco años de
patronazgo de sus antiguos amos
),
toda su vida cambió, y con ella su Palo Monte. Al ser libres y vivir en
el poblado tenían que pagar dinero por el techo, los alimentos, la ropa y
todo lo que antes obtenían de sus amos o del monte, y los trabajos,
cuando los conseguían, eran muy duros y mal pagados. De pronto,
consultar se convirtió en una fuente complementaria de ingresos que
muchas veces terminaba por transformarse en la principal o única. La
integración en la sociedad, unida a esta dependencia económica de sus
clientes-consultantes, trajo consigo diversos cambios en la estructura
del Palo Monte y en la relación del palero con el mundo visible e
invisible.
Muchos mpungus y rituales propios de la vida en el
campo, con poca o ninguna trascendencia en el mundo moderno, fueron
cayendo en el olvido hasta desaparecer, mientras otros nuevos y muy
diferentes nacían y se hacían fuertes, como los relacionados con
mercados, hospitales, iglesias, cementerios, policía, juzgados y la
línea del ferrocarril. El Monte era antes el Mundo, el lugar donde
actuaba el brujo-chamán; ahora ese Mundo era la ciudad y la relación del
tata o yaya nganga con los espíritus primordiales de la naturaleza se
va tornando difusa, como la que podemos mantener con un pariente muy
lejano; indirecta, más abstracta y simbólica.
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Chamanes de Colombia |
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Tata Nganga cubano |
Los paleros, antes solitarios e independientes, empezaron a fundar grupos y fraternidades(algunas descendientes de los antiguos cabildos congos)
alrededor de sus prendas, para captar más clientes y para acordar
derechos fijos para cobrar sus servicios y la evolución de sus ahijados
dentro del Palo Monte. Se reunían para intercambiar conocimientos y
ponerse de acuerdo sobre diversos temas y polémicas relativos a la
cosmogonía, la liturgia y determinados tratados y fundamentos del Palo.
Así surgieron las diferentes Reglas de Palo y siguieron transformándose,
unas más que otras, hasta tener el aspecto que ofrecen hoy en día:
sistemas sumamente organizados y precisos, con literatura incluida(las famosas "libretas" que hoy por hoy se agrupan en muchos volúmenes publicados), que evidencian la profunda influencia del pensamiento occidental en el Palo Monte moderno(teniendo
en cuenta que el pensamiento bantú original no posee lenguaje escrito,
ni se basa en la dualidad, ni distingue diferencia entre mito y
racionalidad, ni entre símbolo y realidad, ni percibe el tiempo de forma
cuantitativa, como los europeos, sino de forma mítica y cualitativa, es
obvio concluir que el propio concepto de regla, su estructura,
organización y planificación se deben a la asimilación del pensamiento
racional europeo por parte de algunos chamanes bantúes y su adaptación
al complejo mágico del Palo Monte), más allá del simple sincretismo religioso.
Entre
las principales Reglas de Palo Monte, Mayombe, Briyumba y Kimbiza es
sin duda Mayombe la que ha sabido conservarse más pura, sin casi
sincretismo religioso ni tanta influencia del mundo moderno, es decir,
más chamánica. Brillumba tiene influencias de la Santeria y del
Espiritismo Cruzado, mientras que la Regla Kimbiza del Santo Cristo del
Buen Viaje, va más allá e integra también elementos del catolicismo puro
y de la Masonería. Ambas reglas convierten a sus mpungus o espíritus de
la naturaleza, en dioses y divinidades de aspecto y carácter
antropomórfico; se vuelven animistas y politeístas como la Regla de Osha
e Ifá, lo que les coloca más cerca de la brujeria religiosa que del
chamanismo. La Regla de Palo Mayombe, en cambio, pese a sufrir, como
todas, las limitaciones espirituales que la vida en las ciudades les
impuso, se mantuvo firme en cuanto a su esencia chamánica tratando en
todo lo posible de hacer las cosas a la vieja usanza.
Con todo,
de aquél espiritu silvestre, independiente, rebelde, guerrero,
intuitivo, imaginativo y creativo del chamán bantú, queda solo una
sombra simbólica en las actuales reglas de Palo Monte, incluída Mayombe.
El chamán es ahora unicamente brujo, vive en el pueblo y está atado a
las normas y leyes de una sociedad materialista y tecnológica, expuesto
al bombardeo constante de todo tipo de información y a la presión
sicológica de los nuevos valores y ambiciones del ser humano, tan
distantes de los ideales espirituales de sus ancestros. Por eso me
atrevo a decir que el verdadero sincretismo del Palo Monte cubano no es
tanto religioso como sociológico.
En mi opinión, actualmente el
Palo Monte exceptuando el que todavía se practica con gran pureza en
algunas áreas rurales del interior del país y al que me atrevo a llamar
chamanismo puro, presenta elementos religiosos pero, en general, es más
una regla bruja, descendiente del chamanismo bantú y adaptada a las
condiciones de la vida moderna, que una religión, propiamente dicho.
Visto
el tremendo éxito internacional de la Santería en los últimos veinte
años, no son pocos los paleros que intentan "editar" el Palo Monte para
hacerlo entrar como sea en la categoría de religión. De esa forma
pretenden maquillar el aura de oscuridad, brujería y marginalidad que
desde siempre ha rodeado a este culto chamánico y que en mi opinión es
parte de su esencia y encanto provocando que se le asocie con el Vudú
bokor, la magia negra y el satanismo, para así ganar más adeptos y
relevancia. En México, Estados Unidos y Venezuela se han fundado grandes
templos registrados como pertenecientes a la religión Palo Monte de
colorida decoración y elaborada liturgia y nomenclatura con
ordenaciones, grados, programas de entrenamiento certificados y
diplomas, de claras influencias católicas y masónicas, donde los tatas,
ataviados con ricos atuendos, ejercen como pastores de su rebaño,
adoptando ribombantes titulos como Gran Sacerdote, Gran Maestro
Iniciado, Doctores, Reverendos y Obispos. Con tanta palabrería y
parafernalia se trata de camuflar el afán de lucro de estos individuos y
su evidente carencia de fundamento, pues quien posee verdadero poder y
conocimiento en el Palo sabe que su secreto radica en cosas sencillas y
naturales, pues la espiritualidad y el materialismo son inversamente
proporcionales, y que el verdadero Palo Monte nunca podrá ser una
religión mayoritaria porque para tener camino en el Palo hay que
presentar ciertas aptitudes y valores espirituales que cada día son más
escasos. Si yo fuera nuevamente un joven apasionado por la magia
afrocubana, no perdería el tiempo y mi dinero en esos tinglados y
empezaría por buscar a algún tata, humilde y esquivo, que sepa hablar en
lengua, conozca de plantas y viva cerca del Monte.
De cualquier
forma, el Palo Monte moderno constituye un fenómeno cultural y
antropológico interesantísimo y es digno de ver cómo va reaccionando su
espíritu jíbaro ante las nuevas problemáticas y retos que atraviesa la
sociedad cubana en estos dias, tanto dentro como fuera de la Isla. Pero
eso es tema para otro artículo.