Yacumama. Madre del agua. Colosal boa de
agua, que encarna al espíritu protector de las aguas del río padre Amazonas, que
habita las profundidades de ríos y cochas afluentes. Se alimenta de animales
acuáticos sin provocar detrimento en el sistema ecológico. Raras veces emerge a
la superficie; es en estas ocasiones que puede causar daños irreparables en las
embarcaciones y sus pasajeros, haciéndoles naufragar y perecer ahogados o
devorados. Se dice que al emerger el animal produce un inmenso remolino y gran
oleaje, poco comunes en los ríos y cochas, dejando al descubierto su descomunal
cabeza, que descansa sobre un cuello erguido que sobresale a una altura de hasta
cuatro metros, desplazándose por el centro del río o cocha, zambulléndose de
trecho en trecho, hasta que al final se sumerge para no volver a aparecer más.
En otras ocasiones, el animal sale a la superficie y permanece a flor de agua,
atravesada de banda a banda del río, causando el efecto de un gigantesco árbol
caído que represa el agua, formando correntadas peligrosas para la
navegación.
Sachamama. Madre de la selva. Gigantesca
bestia que personifica al espíritu guardián de la selva amazónica. Es una boa de
tierra de gran tamaño sobre la cual se cuenta mil y una historias legendarias.
Los caucheros y mitayeros han tropezado muchas veces con ella y aquellos que no
han sido devorados nos han dejado relatos sobre su existencia. Cuando se
encuentra en estado de hibernación puede estar postrada durante meses o incluso
años, adquiriendo la forma de un tronco caído cubierto de malezas y deteriorado
por el tiempo, albergando especies de animales menores sobre su gruesa piel. La
Sachamama posee un poder hipnótico altamente poderoso, con el que atrae a sus
víctimas hasta sus mismas fauces, luego de tragar a sus presas, como alimento
recorren el largo del cuerpo para verterse en el otro extremo, donde se puede
encontrar un inmenso cementerio, plagado de huesos de animales de todas las
especies, incluso de seres humanos.