El sexto chakra situado en el entrecejo,
parece dividido en dos mitades, una en que predomina el color rosado, aunque con
mucho amarillo, y la otra en que sobresale una especie de azul purpúreo. Ambos
colores se corresponden con los de la vitalidad que el chakra recibe. Acaso por
esta razón dicen los tratados orientales que este chakra sólo tiene dos pétalos;
pero si observamos las ondulaciones análogas a las de los chakras anteriores,
veremos que cada mitad está subdividida en cuarenta y ocho ondulaciones, o sean
noventa y seis en total, porque éste es el número de las radiaciones de la
primaria energía recibida por el chakra.
El brusco salto de diez y seis a noventa y
seis radios, y la todavía mayor variación súbita de noventa y seis a novecientos
setenta y dos radios que tiene el chakra coronario, demuestran que son chakras
de un orden enteramente distinto de los hasta ahora considerados. No conocemos
todavía todos los factores que determinan el número de radios de un
chakra; pero es evidente que representan modalidades de la energía primaria, y
antes de que podamos afirmar algo más sobre el particular, será necesario hacer
centenares de observaciones y comparaciones repetidamente comprobadas.
Entretanto, no cabe duda de que mientras las necesidades de la personalidad
pueden satisfacerse con limitados tipos de energía, en los superiores y
permanente principios del hombre encontramos una tan compleja multiplicidad que
requiere para su expresión mucho mayores y selectas modalidades de
energía.